“Pondré mi espíritu dentro de ti, y vivirás, y te pondré en tu tierra; entonces sabrás que yo, Yahveh, he hablado y actuaré, dice Yahveh.”
Ezequiel 37: 14
by Fr Franz Berajano SJ
Camino de la celebración de la Pascua de Resurrección y el quinto domingo de Cuaresma, buscamos un poco de luz que nos permita unirnos al proyecto de Jesús para nuestra vida personal y de la comunidad.
El contexto donde se desarrolla la primera lectura nos invita a fijar nuestra mirada en la Iglesia y su situación en medio de nuestra sociedad. Somos participes de una institución que tiene muchos años y presencia universal y como toda institución de estas dimensiones necesita renovación constante para no quedarse anquilosada en el pasado.
La referencia a los “huesos secos” (muertos), que dice la profecía de Ezequiel, es una constatación clara de que hace falta una inyección de vida; en definitiva, de espíritu que despierte y genere nueva vida.
Cuando en Ezequiel 37, 14 leemos “Pondré mi espíritu dentro de ti, y vivirás, y te pondré en tu tierra; entonces sabrás que yo, Yahveh, he hablado y actuaré, dice Yahveh” es la referencia clara al despertar a una nueva vida que nos trae la Resurrección de Jesús. Al mismo tiempo nos invita a mirar el futuro con optimismo y esperanza que se refleja de modos diferentes en la Iglesia. Renovarnos en el Espíritu de Jesús es buscar la manera concreta de vivir nuestra fe en nuestras “iglesias particulares”. Asumiendo su realidad y llevando el mensaje renovador a los hermanos y hermanas.
Cada situación de la comunidad de fe local es una oportunidad para que el Espíritu de Dios se manifieste en libertad. Dios actúa en la historia personal y comunitaria y las manifestaciones de ese actuar se reflejan en la vida de fe de comunidad cristiana. Afrontar esta historia nos prepara a entender que cuando pedimos por la Iglesia oramos por cada situación particular pero que contribuye a todo el cuerpo.
Como comunidad de fe, Dios nos invita a fijar nuestra mirada en aquellas situaciones que necesitan renovarse en el Espíritu del Resucitado. Estas situaciones urgentes van desde lo personal, pero tienen su reflejo en la vida comunitaria. En este sentido para muchas comunidades indígenas el cuidado de la casa común ocupa un lugar importante porque de ella depende el futura de la misma comunidad y sus miembros. Si nos falta la Madre Tierra, nuestra vida se muere somo “huesos muertos”. Hacernos cargo del cuidado de la casa común no sólo es tarea de los “guardianes de la naturaleza”, sino de todos los que habitamos este mundo cuidando nuestro entorno vital.
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