Canadian Jesuits International (CJI) stands in solidarity with the Jesuits of Mexico as we condemn the murder and mourn the loss of Javier Campos Morales SJ and Joaquín César Mora Salazar SJ. The two Jesuits were killed by armed assailants in Cerocahui, Chihuahua, Mexico on June 20, along with Pedro Palma, a man seeking refuge in the community church.

These deaths are not isolated acts of violence. In several regions of Mexico, many men and women, religious and lay people, experience violence and are killed with impunity. The Jesuits of Mexico work to promote justice, fight for the defence of human rights and speak for peace in conflict-ridden areas. For these very reasons, they and the people they accompany are often victims of violence.

We join the Jesuits of Mexico in mourning the loss of their two Jesuit brothers. We also demand that all measures be taken for the protection of the remaining Jesuits, lay people and the community members who are now at risk of further violence. We stand with them as they give voice to those who are silenced and accompany poor and marginalized people suffering from endemic violence, especially those whose deaths do not get any public attention. Their voices will not be silenced by this violence and we stand in solidarity with them.

Declaración de CJI en solidaridad con los jesuitas de México

Canadian Jesuits International (CJI) se solidariza con los jesuitas de México al condenar el asesinato y lamentar la pérdida de Javier Campos Morales SJ y Joaquín César Mora Salazar SJ. Los dos jesuitas fueron asesinados por asaltantes armados en Cerocahui, Chihuahua, México, el 20 de junio, junto con Pedro Palma, un hombre que buscaba refugio en la iglesia de la comunidad.

Estas muertes no son actos de violencia aislados. En varias regiones de México, muchos hombres y mujeres, religiosos y laicos, sufren la violencia y son asesinados impunemente. Los jesuitas de México trabajan para promover la justicia, luchar por la defensa de los derechos humanos y hablar por la paz en zonas conflictivas. Por estas mismas razones, ellos y las personas a las que acompañan son a menudo víctimas de la violencia.

Nos unimos a los jesuitas de México en el duelo por la pérdida de sus dos hermanos jesuitas. También exigimos que se tomen todas las medidas para la protección de los jesuitas restantes, los laicos y los miembros de la comunidad que ahora están en riesgo de más violencia. Estamos con ellos mientras dan voz a los silenciados y acompañan a los pobres y marginados que sufren la violencia endémica, especialmente a aquellos cuyas muertes no reciben ninguna atención pública. Sus voces no serán silenciadas por esta violencia y nos solidarizamos con ellas.

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